dimarts, 21 d’abril del 2009

ALEXANDR SOKÚROV. un cineasta de excepción

"Para mí, el cine le cuesta mucho al espectador. Cuando uno ve una película en una sala, cualquiera sea la suma que se haya pagado, también se paga en horas de vida. Una vez franqueada la puerta, una hora y media de nuestra vida se escapa irremediablemente. Ese tiempo no volverá jamás. ¡Imagínense cuál es la responsabilidad de un cineasta frente a hombres que van a perder una hora y medida de sus vidas para ver su obra!" (Alexandr Sokúrov).
Alexandr Sokúrov es hoy,con Jean-Luc Godard y pocos más, uno de los realizadores que más ha contribuido al cuestionamiento del cine. Pensar hoy el cine, implica regresar a sus orígenes y constatar su transformación. Si actualmente, su modo mayor es el de cine espectáculo de feria sofisticada, es porque hay un modo menor que va haciendo las experimentaciones necesarias para su vitalidad.
Sokúrov es un cineasta que suele afirmar que no le gusta el cine. Sorprendente declaración para quien define la propia vida en función de una obra abundante de films realizados, más de 30. Si, como afirma él mismo, las personas tienen una idea extremadamente simple y sumaria de lo visible, es con sus films como intenta desvelarlo. Del 13 de abril al 31 de mayo la Filmoteca de Catalunya dedica una retrospectiva a este genio ruso, brindándonos la oportunidad de descubrir íntegramente su obra documental.
Al igual que en sus obras de ficción, Sokúrov se interesa en sus documentales en la vida de personalidades artísticas, políticas o cuyo carácter de excepción le atraen: Feder Chaliapin en Elegía, y Elegía de San Petesburgo; Andréi Tarkovski en Elegía a Moscú; Boris Yeltsin en Elegía Soviética; Vitantas Landsbergis, el primer presidente de la Lituania independiente, presentado como pianista en Elegía Simple, o aún la anciana japonesa de la montaña de Una vida Humilde. Lo que le interesa, en definitiva, es la biografía del alma, y el alma de Sokúrov y la de todos sus personajes es la de un ser profundamente solitario. De ahí el carácter crepuscular y melancólico de todos ellos, como si la naturaleza ilusionista del cine fuese la mejor traducción de los viajes al interior de uno mismo. Mi objetivo es hacer que el espectador, mirando la pantalla, piense alguna cosa de sí mismo. Nunca quiero imponer mi mundo a los espectadores de mis films, lo que quiero es que a través de aquello que yo hago, el espectador piense en su propio mundo, en su propia existencia. Creo que esta es una de las más importantes singularidades de eso que se conoce por "cine de autor": la ausencia de imposiciones al espectador, la posibilidad de dejarle que se entregue a sí mismo, a sus sentimientos más íntimos, a sus tristezas y a sus dolores.
Sokúrov encuentra la inspiración tanto en los pequeños detalles de la vida cotidiana como en el esplendor de la naturaleza, pero también en las otras artes, en la música y la pintura, además de la literatura. Se podría decir, con la misma propiedad, hablar de pictorialismo, de polifonía o de elegía, a propósito de la su obra. Una experiencia visual. Un trabajo sobre el sonido. Un canto de melancólicos lamentos.
Descubrir a un autor a partir de una obra en la que la esencia se extiende hasta los límites y se desborda, constituye para todos nosotros, un momento de excepción.
Filmoteca de Catalunya






Etiquetes de comentaris: , , ,